Desestimada la incapacidad absoluta para una dependienta con limitaciones físicas y psicológicas

El Tribunal Superior de Justicia de Canarias ha rechazado el recurso presentado por una trabajadora que solicitaba la incapacidad absoluta debido a un cuadro de trastorno disociativo de conversión, episodio ansioso-depresivo e incontinencia urinaria mixta de urgencia. Aunque el Instituto Nacional de la Seguridad Social había reconocido una incapacidad permanente en grado total para su trabajo como dependienta, la empleada consideraba que no se había tenido en cuenta adecuadamente las limitaciones derivadas de sus enfermedades, las cuales le impedían desempeñar cualquier tipo de trabajo, incluso aquellos de naturaleza ligera.

Patología que limitaba su capacidad para realizar tareas fundamentales

La trabajadora presentó documentación médica como prueba en su recurso, la cual demostraba la existencia de una patología que limitaba su capacidad para realizar tareas fundamentales tanto en su vida diaria como en su vida laboral. Según el informe médico, la trabajadora presentaba una pérdida de habilidades y una actitud psicofísica insuficiente para desarrollar cualquier actividad laboral de forma continuada, dedicada, eficiente y profesional.

En sus argumentos jurídicos, el tribunal señala que la sentencia de instancia había reconocido que la demandante presentaba limitaciones para realizar "actividades de sobrecarga física y mental sostenida, estar de pie o caminar por largos períodos de tiempo, enfrentar situaciones estresantes o conflictivas y brindar atención a terceros con una repercusión moderada". Según los magistrados, esto afectaría negativamente su trabajo como dependienta, ya que requiere atención al público y estar de pie durante la mayoría de la jornada laboral.

Sin embargo, la Sala argumenta que la capacidad laboral de la trabajadora no queda completamente anulada, ya que " no hay limitaciones para realizar tareas de naturaleza sedentaria y ligera tanto física como mentalmente, como podrían ser trabajos administrativos sin atención al público o tareas de ordenanza", concluyen los magistrados.

El debate surge en torno a la interpretación de la capacidad laboral de la trabajadora y si las "tareas livianas" y sedentarias a las que se le podría asignar realmente se ajustan a sus limitaciones físicas y psicológicas. Algunos críticos consideran que la resolución no refleja adecuadamente las dificultades y las repercusiones de las enfermedades de la empleada en su capacidad para realizar cualquier tipo de trabajo de forma continua y eficiente.

Es importante destacar que cada caso requiere una evaluación minuciosa y considerar las circunstancias individuales de cada persona. En este caso concreto, el tribunal argumentó que la capacidad laboral de la trabajadora no estaba totalmente abolida, y se señalaron algunas tareas que, en principio, podrían ser realizadas sin contravenir las limitaciones de la empleada.