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Pagar por leer: la «rebelión» online de la prensa nacional

Las grandes cabeceras de nuestro país buscan un modelo económico sostenible mediante los contenidos premium en Internet.

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Ha transcurrido un cuarto de siglo desde que en España los primeros periódicos lanzasen su edición digital. Fue en 1995 cuando tres de las grandes cabeceras de Cataluña comenzaron a subir noticias a Internet: Avui, El Periódico y La Vanguardia. Un año más tarde lo hicieron El País, El Mundo y ABC. Y en 1998 nacía el primer diario de naturaleza online: Estrella Digital. Desde entonces, la gran mayoría de las publicaciones que se distribuyen en los quioscos han readaptado su estructura y flujo de trabajo para ganar presencia en la red.

Así, en enero del año 2000, más de la mitad de los periódicos que se publicaban en papel contaban con su versión digital. Las dos grandes diferencias entre un formato y otro eran evidentes: la inmediatez de la información y la gratuidad de la misma. Por supuesto, el mayor beneficiado fue el lector, a quien regalaban una información que en la calle era de pago y además la disfrutaba en tiempo real. Un auténtico lujo.

Lo que por entonces no parecía preocupar a los propietarios de aquellos periódicos era la sostenibilidad de ese modelo a largo plazo. O tal vez solo a uno, El País, que en el año 2002 se hizo de pago en todas sus secciones relevantes. En aquella iniciativa el periódico del grupo PRISA se quedó solo y pronto sufrió una caída drástica de su audiencia, pues sus lectores se marcharon a otras cabeceras de la competencia que ofrecían contenidos similares gratuitamente. Ante semejante desplome, en el año 2005 el diario volvió a ofrecer su contenido de manera abierta.

Así, a medida que el acceso a Internet se democratizaba y llegaba a nuestros hogares y posteriormente a nuestros dispositivos móviles, la venta de diarios y revistas en los quioscos descendía peligrosamente. El número de compradores menguaba y, paralelamente, la inversión de los anunciantes . Entre el 2007 y el 2009, «el peor trienio de la historia de la prensa española» según la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE), los periódicos nacionales perdieron cerca de 300 millones de euros. Muchos de ellos tuvieron que cerrar.

Si bien la audiencia crecía en los formatos digitales, los ingresos por publicidad no lo hacían de manera proporcional. Quizá porque Internet no aportaba el prestigio del papel o simplemente por la falta de espacio físico en la propia pantalla. Nadie encontraba una solución. De este modo, con un escenario cada vez más agónico para la industria de la información y a sabiendas de que solo con los anunciantes el modelo es insostenible, en los últimos tiempos las grandes editoriales han planeado un nuevo sistema en el que se exige al lector pagar por las noticias.

2019, el punto de inflexión

El grupo Vocento, líder en la publicación de periódicos regionales, diseñó a principios del pasado año un «muro de pago» por el que, en cuatro de sus diarios más prestigiosos (El Correo, El Diario Vasco, El Diario Montañés y El Ideal de Granada) se ofrecía a cada lector cinco noticias al mes de manera gratuita. Pero a partir de la sexta, se debía pasar por caja.

En octubre, el diario El Mundo implementaba su servicio Premium, obligando a suscribirse a los lectores para acceder a noticias relevantes, primicias informativas, artículos de opinión, grandes reportajes y otros contenidos de calidad; aunque mantuvo la gratuidad de gran parte de su información diaria.

En plena cuarentena, el 1 de mayo de 2020, fue El País el medio de comunicación que dio un paso adelante con un sistema similar al de Vocento, ofreciendo a cada lector diez noticias gratuitas cada mes y cobrando a partir de la undécima.

Estos nuevos modelos económicos han sido adoptados también por otras editoriales de menor volumen pero idéntico problema. Maikel Gómez es director del Área Digital de Motorpress Ibérica, grupo que distribuye en España las revistas de nicho más prestigiosas del sector deportivo: SportLife, Ciclismo a Fondo, BIKE, Triatlón, CORREDOR, etc. En enero de 2019 todas sus publicaciones empezaron a ofrecer contenidos de pago: «Fuimos la primera editorial de revistas en España en hacerlo. Debemos acostumbrar al lector a que pague por unos contenidos de calidad y acabar con esa cultura del ‘todo gratis’. Igual que ya hemos normalizado pagar por las películas (Netflix, HBO, etc) o por la música (Spotify) debemos hacerlo por la información», asegura.

Pagar por leer
Pagar por leer

Suscripción por afinidad: los casos de « eldiario » o « elespañol »

Los dos últimos grandes periódicos digitales que han nacido en nuestro país son El Diario y El Español. Ambos representan un caso de éxito fundamentado en un sistema de micromecenazgo en el que la afinidad ideológica con sus lectores (pilar básico de su financiación) pesa más que el propio hecho de ofrecer contenido de pago. En la propia página web de El Diario se puede leer el argumento que la cabecera esgrime para persuadir a sus lectores a hacerse socios: la necesidad de contar con una «prensa libre e independiente».

De hecho, durante la cuarentena su director, Ignacio Escolar, no dudó en realizar un llamamiento a la audiencia para pedirles su apoyo económico y evitar el ERTE de la plantilla. El resultado fue un crecimiento superior al 50% en el número de suscriptores, superando la barrera de los 56.000 a principios del mes de julio.

Aunque puedan parecer cifras que invitan a la esperanza de la industria periodística, en España todavía queda mucho camino por recorrer. El informe realizado en abril de 2020 por la prestigiosa compañía FIPP Connecting Global Media, ofrece un ranking mundial con los diarios digitales según su número de suscriptores. No hay ninguna cabecera nacional entre las 50 primeras, mientras que países con una población muy inferior a España sitúan en esa clasificación a varios periódicos, como son los casos de Suecia (4) y Noruega (5).

Es indudable que la mentalidad del lector español aún necesita madurar y asumir que los periódicos digitales deben pagarse del mismo modo que se ha hecho tradicionalmente en el quiosco. Maikel Gómez lo ve un pilar fundamental para la inmediata financiación de cabeceras en peligro de desaparición: «El contenido premium o la suscripción a un periódico o una revista debe convertirse en una vía de ingreso más, igual que lo es la publicidad convencional o el branded content. Hasta los deportivos tendrán que acogerse a ese modelo cuando les cierren el grifo de las casas de apuestas. En cualquier caso, creo que este modelo de pagar por leer ha llegado para quedarse».

 

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S
Sergio

No estoy de acuerdo; yo voy leyendo y salto de un periódico a otro, si la noticia es de pago.