Toda empresa en crecimiento atraviesa una crisis. Esta sucede en el punto en el que el volumen de trabajo es excesivo para sus trabajadores y los ingresos permiten la contratación de más personal para la consolidación del negocio.
El momento de la consolidación
Este punto requiere de una serie de maniobras estratégicas si se pretende el mantenimiento de empresa, así como un crecimiento sostenible de la misma.
Esa consolidación, dada por un producto o servicio que es aceptado por el mercado y que dispone por tanto de untargetadecuado, garantiza el mínimo de seguridad que se requiere para poder cimentar las bases. Ahora bien, una vez pasado este primer año o primera etapa es necesario diseñar una estandarización de cada puesto.
Esto no significa que hay que plantear una franquicia, pero sí un formato que permita a la empresa trascender a sus trabajadores. De esta forma cualquier eventualidad podrá ser superada sin que afecte al cliente final o al producto, por ejemplo, la rotación de los empleados, las fases de aprendizaje de cualquier puesto, ciertos problemas del día a día o la ausencia del CEO. Todas las personas deben poder ser prescindibles, aunque no sus puestos.
Una entidad que es capaz de desarrollar esa estrategia de estandarización podrá consolidarse y crecer tanto como desee. Llegados a este punto, no es necesario decir que en estas circunstancias la empresa ya debería ser Sociedad Limitada, sobre todo en el caso de haber partido del trabajo de un solo autónomo o de una Comunidad de Bienes en su defecto.
El mantenimiento de empresa requiere también de una cuidada relación con sus clientes (suCustomer Relationship) ya que un cliente satisfecho vuelve acompañado. También se requiere un buen servicio postventa, además de un buen ambiente laboral que evite esa rotación que se comentaba anteriormente.
En definitiva, llegado el momento, es importante dar el paso de la consolidación correctamente.